jueves, 3 de julio de 2008

Natura. 080516


Al fondo los pájaros anunciaban la mañana, el roció empezaba a caer de las hojas mientras la luna le abría paso al día, las sombras dejaban de serlo y empezaban a mostrarse como lo que realmente son, mientras tanto personajes abandonados a su suerte protagonizaban paisajes, sin que sospecharan el porque de su abandono pero al fin y al cabo cumpliendo su tarea tal y como fue dictada en el momento de su creación, por autores sin identidad, en sitios diferentes, acompañados por montañas, con tres cordilleras, dos océanos, miles de kilómetros de tierra y sus nueve personajes que olvidados, como los problemas de este país se aparecían al día sin mas preámbulo que su misma existencia, estaban allí para llevar a cabo una intervención de tiempo sin fin, pues eran ellos, nuestros personajes nueve lienzos que abandonados a su suerte eran decorados con la densidad del cielo, la frescura del viento, las plegarias del mundo, los reflejos del agua y seres con vida que a su paso inadvertido, crean un estilo y dejan huella en esos relatos de tela y madera, sin saberlo ya eran una fotografía en cámara lenta de lo que ocurría a lo largo de su vida olvidada, se veían solos pero eran tantos los que por allí pasaban que las ramas hacían de esta escena mucho mas que lo que podría llegar a mostrar este relato, los perfumes y aromas eran un tufo que estaba alrededor de cualquier forma, que desde la tierra nacían y envolvían los lienzos como dopándolos mientras el tiempo seguía su camino, el suelo era adornado con hojas, que en su caída creaban el mas hermoso tapete transitado por hormigas y uno que otro caracol trotando, mientras esas telas ya amarillas por el paso de las lloviznas y perduradas por las corrientes de aire calido, iban tomando un aspecto que tan solo era una adivinanza y su respuesta tan solo la tenia el tiempo. Algún día se descifrarían esos secretos y seran contados en medio de pasillos bien iluminados y tapetes trenzados.